En América Latina existe una brecha de conocimiento importante sobre cómo los roles de género influencian las decisiones de viaje y sus patrones espaciales. Además, existe una invisibilización continua de viajes con propósitos distintos al trabajo. Un mejor entendimiento de los patrones de movilidad de mujeres y hombres, considerando su perfil, propósitos de viaje, modos utilizados, distancias y tiempos de viaje, puede revelar brechas entre las necesidades y la estructura de nuestras ciudades y sus sistemas de transporte.
La omisión de una perspectiva de género que considere la diversidad de la población es evidente en la estructura de muchas de nuestras ciudades y sus sistemas de movilidad. Por ejemplo, muchos de los sistemas de transporte masivo siguen patrones que dan prioridad a los viajes lineales con propósitos laborales hacia los centros de actividad económica. Este tipo de viajes, son realizados mayoritariamente por hombres que participan en el mercado laboral formal.
Sin embargo, para otros grupos poblacionales, los viajes con propósitos laborales tienen menor importancia. Por ejemplo, según lo identificado en una serie de estudios incluyendo uno recién concluido por Steer sobre los patrones de movilidad en la Ciudad de México para la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), los viajes de las mujeres tienden a tener como propósito el cuidado (35%), como por ejemplo llevar o recoger a alguien o ir de compras. Adicionalmente, el porcentaje de los viajes con propósitos del cuidado incrementa para grupos en edades reproductivas y en adultas mayores de 60 años. [1]
Los viajes del cuidado tienen características distintas a viajes con propósitos laborales. Tal y como demostró dicho estudio, estos se caracterizan por distancias y tiempos cortos ya que están más vinculados al hogar, y también son principalmente realizados a pie (58% en el caso de la Ciudad de México). Adicionalmente, tienen necesidades distintas ya que, por ejemplo, se tienen que cargar bultos o se realizan de manera acompañada.
Además de contemplar viajes con distintos propósitos, la integración de una perspectiva de género en los estudios urbanos y de transporte, también implica cuestionar la forma en la que se piensan y conceptualizan las “decisiones de viaje”. Esto quiere decir que las decisiones de viaje no siempre surgen de un proceso racional que mide accesibilidad en costos y distancias, sino que pueden ser influenciadas por factores como, estructura familiar, redes sociales, dinámicas socio-espaciales de la ciudad, y la identidad de las personas en sus distintas interseccionalidades, como género, nivel socioeconómico, etnicidad, religión, etc.
Para asegurar ciudades inclusivas, estas deben ser planeadas considerando la multidimensionalidad de sus usuarios. Para esto, es fundamental que la perspectiva de género esté integrada a lo largo del proceso de la planeación, empezando con la recolección de datos que se utilizan para planear los sistemas o entender las dinámicas de movilidad. Se puede integrar una perspectiva de género en los instrumentos de medición incluyendo preguntas que revelen dinámicas relacionadas con el cuidado. Por ejemplo, una pregunta que indique si un individuo viajó acompañado/a puede revelar como la interdependencia afecta de manera distinta a las mujeres y los hombres, y las implicaciones de esto en su movilidad, incluyendo selección modal, costos de viaje, propósitos, etc.
El enfoque de género también debe de estar presente en los procesos de planeación y operación de los sistemas de transporte e intervenciones urbanísticas. Por ejemplo, la integración tarifaria de un sistema de transporte público puede tener un mayor impacto en reducir el cargo económico de la movilidad de las mujeres que de los hombres ya que las mujeres realizan más viajes encadenados. [2]
La integración de una perspectiva de género la planeación de estrategias de movilidad y el entorno urbano es fundamental para planear ciudades y política pública incluyente que responda a las distintas necesidades de las mujeres, hombres, niñas y niños, y otras identidades de género. Desde esta perspectiva será posible planear ciudades más justas, accesibles, e incluyentes para todas y todos.
[1] En 2018, Steer realizó un estudio para el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) para identificar los patrones de viaje de mujeres y hombres en la Zona Metropolitana del Valle de México basado en los datos de la Encuesta Origen Destino 2017.
[2] Safe Public Transportation for Women and Girls, Interamerican Bank Transport Gender Lab: https://tglab.iadb.org/en/node/49